Desde que la crisis causada por el coronavirus dio comienzo, sus efectos se han dejado sentir en las dinámicas de trabajo y en el ámbito tributario.
El año 2020 se presentaba como un año de novedades derivadas de la entrada de un nuevo gobierno que prometía múltiples reformas en el sistema tributario y nos encontramos con una situación nunca antes imaginada, a la que tanto los gobiernos como las empresas han hecho frente de manera más o menos acertada.
Consecuencias fiscales tras la llegada del coronavirus
Durante la primera oleada de COVID, se produjo el estado de alarma que obligó a trabajadores y empresas a mantenerse confinados para evitar la propagación de la pandemia. Esto tuvo sus consecuencias ya que la mayoría de compañías tuvieron dificultades para desarrollar su labor, cuando no se vieron obligados a cesarla temporal o definitivamente.
Las empresas que consiguieron mantener parte de su actividad, tuvieron que acogerse a soluciones de regulación eventual, como los ERTE, para superar el bache que ha supuesto la pandemia.
Por otro lado, los trabajadores y autónomos se vieron afectados en gran número por la enfermedad misma, las dificultades con la conciliación familiar y los obstáculos a la hora de comunicarse con una administración desbordada.
Medidas fiscales para enfrentar la pandemia
Para contrarrestar la crisis provocada por el coronavirus, se han producido lo que algunos medios económicos han denominado como maremágnum de cambios tributarios aprobados durante la pandemia. Estas medidas tienen como objetivo favorecer el rendimiento económico de las empresas y facilitar el pago de impuestos.
Entre estas medidas se incluyen:
- Prórrogas en el plazo de autoliquidaciones y pagos de impuestos
- “Aplazamiento Covid” de algunos impuestos concretos
- Ampliación de plazos para recurrir o para realizar reclamaciones económico-administrativas
- Modificación del IVA al 0% en adquisiciones intracomunitarias destinadas a combatir los efectos del Covid-19
- Suspensión temporal de la presentación de cuentas anuales y reducción posterior del plazo de presentación
- Disponibilidad excepcional de planes de pensiones en caso de cese de actividad o desempleo a causa del coronavirus
- Ayudas a los autónomos por cese temporal de la actividad
A las medidas estatales se suman las medidas autonómicas, ya que no debemos olvidar que las Comunidades Autónomas tienen también su potestad sobre algunos impuestos y toman sus propias medidas de estímulo fiscal.
La vorágine de medidas y cambios acaecidos ha sido tal, que los propios especialistas debíamos esperar a la publicación del BOE para el estudio de los pormenores de cada mandato antes de presentar ningún tipo de documento ante la administración.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora?
Esta pandemia ha azotado la economía a escala mundial. Podría significar un cambio a nivel global, o puede suponer un paréntesis que nos devuelva dentro de un tiempo a una situación parecida a la que teníamos antes de la llegada del coronavirus.
Los acontecimientos como éste tienen repercusiones económicas y políticas que son difícilmente vaticinables.
Lo que sí hemos podido ver es que los cambios se están produciendo a golpe de BOE donde la letra pequeña es fundamental, y la importancia del asesoramiento de un buen especialista a la hora de esquivar los golpes que le puede dar a una empresa un suceso como éste.
Nuestro cometido no es darte la fórmula mágica de lo que va a ocurrir, sino ayudarte a salir lo más airoso posible pase lo que pase.
Por eso, te recomendamos ponerte en manos de un buen asesor ya que tener un ojo experto ante un azote de esta magnitud puede significar la diferencia entre que una empresa sobreviva o no.